Enfermería Intercultural

Una apuesta por la Interculturalidad en el campo de la Salud

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    Dr. Fernando Plaza

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FORMACIÓN DE LOS PROFESIONALES DE ENFERMERÍA: CUIDAR EN LA SOCIEDAD MULTICULTURAL DEL SIGLO XXI.

Posted by Dr. Fernando Plaza en 30 julio, 2011

El papel de la cultura es fundamental en el proceso salud-enfermedad. En las sociedad en las que conviven personas que tienen diferentes referentes culturales, los profesionales de enfermería deberán estar capacitados para comunicarse eficazmente con estos pacientes y, además, deberán conocer y tener en cuenta sus condicionantes culturales respecto al proceso salud y enfermedad. Considerando imprescindible la adquisición por parte de los enfermeros y enfermeras de estos conocimientos culturales, se ha llevado a cabo una investigación con objeto de conocer los contenidos en competencia cultural y competencia comunicativa intercultural que ofrece la formación reglada de los futuros profesionales enfermeros. Los resultados de la misma informan de un déficit de estos conocimientos en los programas y en las informaciones que reciben estos futuros profesionales. Los autores del artículo haciéndose eco de la importancia de estos contenidos, hacen una propuesta para formar a los nuevos profesionales del cuidado en competencias que les permita actuar en sociedades culturalmente plurales.

Abstract
The role of culture is fundamental in the health- illness process. In the societies where are living together people of different cultural references, the professionals of nursing would be prepared for efficient communication with their patients; furthermore they should know, and take into account, their cultural references in relation to the health – illness process. As being essential the acquisition of this cultural knowledge by nurses, a research has been carried out in order to determine the contents of cultural and intercultural communicative competences provided by the academic curriculum to the future nurses. The results of this study show that there is a deficit of these competences in the academic programs and in the information that receive these students. The paper concludes with a proposal to train the nursing professionals on these competences.

Artículo publicado en la Revista Index de Enfermería. 2009; 18: 190-194.

Los últimos datos que se conocen sobre el número de extranjeros en España los aporta el Instituto Nacional de Estadística (2008): son ya 5,22 millones los extranjeros residentes en España, representando el 8,5% del total de la población española, que alcanza los 46,06 millones. Este permanente cambio en la composición cultural de la sociedad en los últimos años se ve reflejado en múltiples aspectos, especialmente en los servicios públicos. En la Sanidad se está observando un aumento en el porcentaje de pacientes extranjeros, un hecho que está suponiendo un importante reto para todo el sistema y para los profesionales de la salud, en especial para el personal de Enfermería, al encontrarse en la primera línea de contacto y asistencia a estos nuevos usuarios.
Este aumento de extranjeros en nuestro país está produciendo el asentamiento creciente de grupos culturales de todas las partes del mundo; con sus costumbres, sus tradiciones, sus valores, sus creencias y su visión del mundo, de la vida, de la muerte y del proceso salud-enfermedad, de cómo se enferma, cómo se sana, quién puede sanar, qué hacer y qué no hacer para sanar, etc. (Plaza del Pino et al, 2005)
Pensar que esta diversidad cultural es un problema no es una idea aislada, son muchos los que ven a los otros como portadores de enfermedades, pobreza, falta de educación y se les rechaza pensando que pueden manifestar comportamientos o conductas antisociales (Soriano, 2007). Los trabajadores de la Sanidad Pública no pueden elegir a quién atienden y, en su mayor parte, los inmigrantes tampoco eligen dónde quieren ser atendidos así que, tanto unos como otros, necesitan entenderse mutuamente.
Los recursos sanitarios son los mismos para toda la población (extranjera y autóctona), aunque existe algún dispositivo de emergencia específico para la población inmigrante para casos excepcionales, así mismo, para responder a las particularidades sociales, lingüísticas y culturales de los colectivos inmigrantes se está introduciendo dispositivos de apoyo que en este momento todavía resultan muy escasos y excepcionales.
Las necesidades sanitarias de la población inmigrante son diversas y varían en función del tiempo de residencia, las condiciones socio-laborales, el nivel cultural, el estatus jurídico, el manejo del idioma, etc. las necesidades sanitarias irán evolucionando conforme su tiempo de residencia se hace más largo y a medida que su situación socio-económica se acerque o iguale a la de la población autóctona.
Para muchos inmigrantes, en su primer periodo de estancia en nuestro país, hay un retroceso en las condiciones de vida comparándolas con las que tenían en el país de origen; alimentación, higiene, hacinamiento, etc. La escasez de recursos económicos y la ausencia total o parcial de la red de apoyo social van a ser dos elementos claves para su bienestar físico y mental. Junto a los factores culturales existen otros como la pobreza, la privación y la exclusión social que influyen en un estado de salud negativo, incrementándose este hecho entre las minorías étnicas y colectivos de inmigrantes cuando se añaden los efectos de la xenofobia y del prejuicio social.

Foto de Emilo González

El reto de cuidar en una sociedad multicultural a menudo fracasa porque falla la comunicación, por ignorancia, por actitudes negativas o incluso por rechazo hacia la diferencia cultural (Vilá, 2004), porque somos incapaces de comunicarnos con el diferente, de comunicarnos con el paciente diferente, incapacidad que se traduce en el fracaso del más importante acto de comunicación que realiza el profesional de Enfermería: el cuidado. En la sociedad multicultural el éxito en la comunicación intercultural de los profesionales de Enfermería con sus pacientes es clave. Iglesias (1999) define comunicación intercultural como el proceso simbólico, interpretativo, transaccional y contextual en que un cierto nivel de diferencia entre las personas es suficientemente importante para crear interpretaciones y expectativas diferentes acerca de lo que se considera conductas competentes que se deben utilizar para crear significados compartidos.
Por otro lado, no hay que olvidar que la cultura juega un papel fundamental en el proceso salud-enfermedad, cada cultura delimita o construye un conjunto peculiar de respuestas al proceso salud-enfermedad que otorgan la condición de enfermo, incorporando a su vez en las personas, interpretaciones y actitudes que inducen a vivir la enfermedad de una determinada manera (Spector, 2001), en torno a esta misma idea, Marie-Françoise Collière (1993) afirma que existe un relativismo cultural inherente en todas las concepciones de salud y de enfermedad. Los profesionales de Enfermería han de tener en cuenta que en el desarrollo de su trabajo confluyen, al menos, tres culturas (Fuller, 2003); la cultura del paciente, su propia cultura y la cultura de la organización donde trabaja, en este contexto cultural múltiple el profesional tiene que ser capaz de establecer un diálogo entre ellas y buscar puntos de encuentro, en muchas ocasiones la enfermera representa el único enlace para conseguir conectar las necesidades del paciente y las necesidades de la organización y, de esta manera, poder salvar lo que Macpherson (1999) (citado por Fuller, 2003: 193) define como racismo institucional; la falta colectiva de una organización de proporcionar servicio apropiado y profesional a determinados individuos debido a su color, cultura u origen étnico. Para poder realizar esta función mediadora, por un lado, y proveedora de un servicio apropiado y profesional, por otro, la enfermera ha de formarse en lo que los anglosajones denominan cultural sensivity o cultural competency, en castellano se han traducido ambos como Competencia Cultural.
En este contexto, los profesionales sanitarios para afrontar con garantías el cuidado en la sociedad multicultural no sólo deberán ser capaces de comunicarse eficazmente con el paciente con otros usos culturales, sino que además deberá conocer y tener en cuenta sus condicionantes culturales respecto al proceso salud-enfermedad.

La formación de los profesionales. La situación académica actual.

La formación en Competencia Cultural forma parte de los estudios de grado y postgrado de Enfermería en países como Estado Unidos, Canadá, Reino Unido o Australia, entre otros. En estos países existen algunos hospitales en los que incluso se llegan a desarrollar entrenamientos específicos en competencia cultural para profesionales y sólo se seleccionan aquellos que poseen formación específica en este campo, como es el caso de la ciudad de Nueva York (Brooks, 2001).
En la actualidad, la situación en España es bien distinta. Para conocer las competencias que se esperan de una enfermera para su desarrollo profesional óptimo en la sociedad multicultural hemos indagado en El Libro Blanco del Título de Grado de Enfermería (ANECA, 2005), informe llevado a cabo por una red de universidades españolas con el objetivo explícito de realizar estudios y supuestos prácticos útiles en el diseño del nuevo Título de Grado de Enfermería adaptado al Espacio Europeo de Educación Superior. En el Informe se analizan tanto las competencias transversales o genéricas (que hacen referencia a la formación de cualquier universitario en sentido genérico y que, por tanto, deben ser adquiridas por los universitarios independientemente de los estudios que cursen) como las competencias específicas de Enfermería. Para elaborar este informe se sometió a estudio la valoración de la importancia de cada una de las competencias para el desarrollo del campo de trabajo de Enfermería, valorando de 1 a 4 según se considere la competencia que tiene nada (1), poco (2), bastante (3) o mucha importancia (4) para una enfermera. Se recogieron 2105 encuestas, en las que atendiendo a la principal labor profesional desarrollada, el 48% corresponden a profesionales asistenciales de enfermería, el 16.2% a empleadores y el 32.6% a profesores (el 3.1% son datos perdidos en cuanto a esta información). Exponemos a continuación aquellas competencias que hacen alusión al trabajo en una sociedad multicultural.
Entre las competencias transversales o genéricas aparecen las siguientes:
– CG22. Apreciación de la diversidad y la multiculturalidad. Valorada como muy importante por un 40% de la muestra.
– CG23. Habilidad para trabajar en un contexto internacional. Valorada como muy importante sólo por un 13% de la muestra.
– CG24. Conocimiento de culturas y costumbres de otras culturas. Valorada como muy importante sólo por un 15% de la muestra.
A destacar también que tan sólo el 11% de los encuestados consideran el conocimiento de una segunda lengua de mucha importancia para el desarrollo de su labor profesional, el 49.5% lo consideran como bastante importante. Lo mismo ocurre con la habilidad para trabajar en un contexto internacional (50.3%) y con el conocimiento y costumbres de otras culturas (51.4%). En cuanto a las diferencias en la consideración de importancia por grupos: La CG22 (Apreciación de la diversidad y la multiculturalidad) los docentes la consideran de mucha importancia superando en un 19% a los asistenciales y a los directivos, la CG23 (Habilidad para trabajar en contexto internacional) y la CG24 (Conocimiento de otras culturas y sus costumbres) también los docentes la valoran algo más.
Respecto a las competencias específicas de Enfermería sólo hemos encontrado una perteneciente al Grupo 1 de competencias asociadas con valores profesionales y el papel de la enfermera que puede tener relación con el trabajo en espacios multiculturales:
– CE02. Capacidad para trabajar de una manera holística, tolerante, sin enjuiciamientos, cuidadosa y sensible, asegurando que los derechos, creencias y deseos de los diferentes individuos o grupos no se vean comprometidos. Valorada como muy importante por un 71% de la muestra.
Esta competencia se encuentra la séptima de un total de 40 en cuanto a consideración de importancia. Por grupos, los docentes la consideran de mucha importancia superando en un 11% a los asistenciales y en un 13% a los directivos. Pese a no ser una competencia referida específicamente al trabajo con pacientes con usos culturales distintos al cuidador es la que más se acerca a lo que se podría denominar competencia cultural. Por el contrario, en el Grupo V de competencias interpersonales y de comunicación no hay alusiones a competencias de relaciones interpersonales y comunicación en un entorno multicultural.
Con estos datos se puede afirmar que en este momento existe un escaso interés desde la Enfermería en sus ámbitos académico, profesional y gestor en la formación de profesionales capacitados para desarrollar su trabajo en entornos multiculturales (hay que reconocer que entre los docentes este interés es levemente superior).
A partir de la última década han comenzado a aparecer cursos especializados en los cuidados culturales y comienzan a proponerse otras iniciativas por parte del colectivo enfermero como es el caso de la revista “Cultura de los Cuidados”, la Asociación de Historia y Antropología de los cuidados, fundaciones de apoyo como la Fundación Index de Enfermería, así como Programas de Doctorado específicos como el de Enfermería y Cultura de los Cuidados desarrollado por el Departamento de Enfermería de la Universidad de Alicante. Recientemente algunos departamentos de Enfermería de universidades españolas están introduciendo como asignatura optativa o de libre configuración contenidos que relacionan Enfermería y cultura, predominando el enfoque antropológico y culturalista e incidiendo escasamente en capacitar a los nuevos profesionales de herramientas para afrontar la comunicación intercultural.
Estudios en España sobre el cuidado en la sociedad multicultural.
Cada vez son más los investigadores que ven en la sociedad multicultural que se está construyendo una oportunidad y un reto; oportunidad para el conocimiento de creencias y valores en salud de otras culturas, conocer los condicionantes del paciente contextualizándolo en su propia cultura, comprenderlos desde su perspectiva, de entender qué es la salud y la enfermedad para estos individuos de cara a optimizar la relación persona a persona con ellos (Tarres, 2001) y un reto en el desarrollo de una atención sanitaria que respete estas singularidades ya que estamos obligados a plantearnos en un futuro inmediato nuevas estrategias de atención y organización de los servicios sanitarios (Balbo, 2004).
Se están realizando numerosas investigaciones en las que se combinan las Ciencias Sanitarias y la Antropología como medio para llegar a comprender en el ámbito sanitario a las personas y grupos con pautas culturales diferentes, ya que no es posible respetar sin conocer, debe profundizarse en el conocimiento de la comunidad plural en la que vivimos (Siles y cols, 1999). Estos estudios resaltan que el cuidado transcultural es para la Enfermería un nuevo reto profesional que implica asumir un modelo de práctica profesional centrada en la aplicación de cuidados integrales y holísticos, desmarcada del modelo biomédico (Moreno, 2003; Plaza-del Pino et al, 2005). Pero al igual que en la universidad, son prácticamente inexistentes los estudios centrados en la capacitación comunicativa intercultural de los profesionales.
Algunas de las “subdisciplinas” que la profesión enfermera ha comenzado a emplear desde hace unos años que hacen referencia a los cuidados culturales son: la “Enfermería Transcultural”, los “Cuidados Globales de Enfermería” y la “Enfermería Antropológica” cuyos objetivos principales se centran en asegurarse de que las necesidades en cuidados culturales de la sociedad global sean tratadas por profesionales de los cuidados “culturalmente competentes” o que ejerzan la “competencia cultural aplicada a los cuidados”. Las tres enfatizan en el estudio comparativo y sistemático intercultural para identificar las diferencias culturales que dan lugar a distintas formas de practicar y sentir los cuidados (Lillo et al, 2004).
En el mundo anglosajón, donde si existe un gran interés desde hace décadas en este campo y una implicación de todos los sectores de la Enfermería, existen certificaciones profesionales, formación universitaria, sociedades científicas, centros e institutos de investigación gubernamentales y universitarios, premios estatales y programas hospitalarios específicos que abordan los cuidados a personas de culturas distintas a las del profesional sanitario, aunque no hemos encontrado ningún caso de programas formativos que capaciten a los profesionales para tener éxito en la comunicación con personas de otras culturas.
En la realidad multicultural donde la Enfermería desarrolla su labor, los cuidados tienen que evolucionar hacia un abordaje holístico, donde el entendimiento de los valores y percepciones del paciente sobre su salud sea algo imprescindible, la diversidad de cuidados que brinde el profesional no será de calidad a menos que las experiencias vitales de sus pacientes, así como sus propias interacciones con el ambiente que les rodea, estén cubiertas, sean entendidas, analizadas y articuladas como afirman Ibarra y Siles (2006). La labor de los profesionales sanitarios debe ser sensible a la diversidad cultural de las poblaciones a las que presta sus servicios, y aplicar sus conocimientos científicos adaptados a esa pluralidad (Lane, 2003). Esta sensibilidad cultural positiva necesaria en los profesionales de Enfermería se puede aprender, por lo que abordar una formación específica en este campo es de gran importancia para poder atender y cuidar adecuadamente a la universalidad de pacientes que se puedan tener; conociendo otras culturas, otras maneras de vivir el proceso salud-enfermedad, las teorías y modelos enfermeros que profundizan en los cuidados culturales, la competencia cultural en Enfermería, fomentando el contacto intercultural, mejorando y adaptando los cuidados enfermeros y de esta forma ganar en convivencia, respeto cultural y calidad en los cuidados (Plaza-del Pino y Soriano, 2008).
Pero además creemos que hay que ir más allá: hay que formar a las enfermeras y enfermeros tanto en los estudios de grado y postgrado como en la formación continuada en los centros de trabajo para conseguir que sean competentes no sólo culturalmente (bajo ese prisma antropologicista) sino además competentes para tener éxito en la comunicación intercultural.
Entendemos al igual que Ibarra y Siles (2006) el cuidado como un acto comunicativo por lo que consideramos que es de gran importancia en esta sociedad multicultural el desarrollo de la Competencia Comunicativa Intercultural en el personal de Enfermería, este concepto desarrollado principalmente en el ámbito educativo que se define como el conjunto de habilidades cognitivas y afectivas para manifestar comportamientos apropiados y efectivos en un contexto social y cultural determinado, que favorezcan un grado de comunicación suficientemente eficaz, pretendiendo llegar a ser capaces de comprender y comunicarse con los otros (Vilà, 2004), ha de tenerse en cuenta en la formación de los profesionales de Enfermería.
En este contexto, los profesionales sanitarios para afrontar con garantías el cuidado en la sociedad multicultural no sólo deberán ser capaces de comunicarse eficazmente con el paciente con otros usos culturales, sino que además deberá conocer y tener en cuenta sus condicionantes culturales respecto al proceso salud-enfermedad.
– Componente cognitivo.
El conocimiento, comprensión y conciencia de todos aquellos elementos culturales y comunicativos, tanto propios como de los otros, que promuevan una comunicación efectiva Para que este conocimiento cultural sea competente debe incluir las variaciones en lengua, los símbolos y los estilos de la comunicación (Gilbert, 2006).
La Enfermería tendrá además que valorar las influencias y la identificación del paciente con su grupo cultural a través del análisis de lo que Purnell (2002) denomina características primarias y secundarias, analizando las similitudes y diferencias culturales en el campo de la salud y la comunicación, aprendiendo con el otro más que sobre el otro, siendo fundamental el conocimiento de los propios valores y prejuicios que cada uno tiene hacia otras culturas y una exploración profunda de la propia, lo que Campinha-Bacote (1999) llama conciencia cultural, ya que para superar los prejuicios y huir de los estereotipos se tiene que partir del conocimiento entre iguales; no se puede respetar lo que no se entiende o se desconoce.
– Componente afectivo.
Las habilidades de emitir respuestas emocionales positivas y controlar aquellas emociones que pueden perjudicar el proceso comunicativo intercultural (Vilá, 2006), como conseguir controlar la ansiedad ante el encuentro intercultural, desarrollar la capacidad de empatía, etc. son importantes, aunque lo que considero más relevante para la Enfermería dentro del componente afectivo es el deseo cultural: Tener motivación hacia el encuentro intercultural, a conocer y aprender de otras realidades culturales.
– Componente comportamental.
Dentro del conjunto de conductas, habilidades verbales y no verbales que se traducirán en una comunicación apropiada y efectiva, somos de la opinión que la relación enfermera-paciente se tiene que establecer desde una posición de igualdad, como aconseja Rodrigo (1999), evitando paternalismos o victimismos.
Para la Enfermería es fundamental la flexibilidad comportamental de la que habla Vilá (2006), para adaptar las actuaciones, expresiones y cuidados al contexto cultural en el que se den.
Nuestra propuesta formativa
A modo de conclusión final, y siguiendo el concepto de Competencia Comunicativa Intercultural aplicado a los profesionales de Enfermería, presentamos de forma esquemática aquellos aspectos más relevantes que consideramos que deberían incluirse en la formación de los profesionales de Enfermería para capacitarlos y hacerlos competentes para el cuidado en una sociedad multicultural.
– Conocimientos.
* Acercamiento a las teorías y modelos interculturales desarrollados en el campo de la Enfermería: el modelo de Madeleine Leininger de Enfermería Transcultural, Rachel Spector y su Teoría de las tradiciones culturales en Salud, el Modelo de Competencia Cultural en Enfermería de Larry Purnell, etc. para llegar a ser capaces de valorar las influencias y la identificación del paciente con su grupo cultural.
* Acercamiento a los usos, tradiciones y costumbres de los grupos culturales más numerosos como manera de superación de los prejuicios y estereotipos sociales partiendo del conocimiento entre iguales.
* Conocimiento de técnicas de comunicación tanto de lenguaje verbal como no verbal.
– Actitudes.
* Formación en el desarrollo de respuestas emocionales positivas ante el encuentro intercultural como conseguir controlar la ansiedad, desarrollar la capacidad de empatía, la motivación, etc.
– Habilidades.
* Conseguir adaptar las actuaciones, expresiones y cuidados al contexto cultural en el que se dan, dominando tanto la comunicación verbal como no verbal y partiendo del respeto cultural.
* Para el establecimiento de la interacción personal enfermera-paciente, independientemente del origen cultural del paciente, los profesionales de Enfermería necesitan, además, dominar técnicas de comunicación, habilidades sociales, competencias interpersonales, competencias lingüísticas, etc.

Hoy en día acercarse a otras culturas, a otras cosmovisiones, a otras formas de pensar, de sentir y de actuar no es algo opcional, sino vital e imprescindible para una convivencia enriquecedora y pacífica (Soriano, 2007). Se requiere de nosotros la atención a nuevas demandas en contextos más complejos donde se hace necesario conocer otras formas de entender el proceso salud/enfermedad, así como entender las repercusiones del proceso migratorio en la salud de los inmigrantes (Moreno, González, 2005).
El cuidado es, sobre todo, un acto comunicativo, el encuentro con el “otro”, el corazón del trabajo de la Enfermería, y es a través del cuidado como se busca desarrollar relaciones significativas y respetuosas con los pacientes. En el caso de pacientes extranjeros, los profesionales deberán esforzarse en completar su formación con el conocimiento cultural e incluir ese conocimiento en su rol enfermero, necesitará desarrollar una mentalidad más global donde sea capaz de ver el mundo a través de los ojos de otros, ser capaces de conocer con el otro más que sobre el otro. Se hace fundamental para asegurar el éxito del cuidado en la sociedad multicultural formar a los profesionales de Enfermería en competencia para la comunicación intercultural.

BIBLIOGRAFÍA
– ANECA. (2005). Libro Blanco. Título de Grado de Enfermería. Madrid. Disponible en http://www.aneca.es/
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– Collière MF. (1993). Utilización de la Antropología para abordar las situaciones de cuidados. Rol de Enfermería; 179: 71-80.
– Fuller J. (2003). Intercultural Health Care as Reflective Negotiated Practice. Western Journal of Nursing Research; 25(7): 781-797.
– Gilbert J. (2006). Reflecting on Intercultural Dialogue in Nursing. Texto Contexto Enferm, Florianópolis; 15(1): 131-136.
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– INE (2008). Avance del Padrón Municipal a 1 de enero de 2008. Disponible En: http://www.ine.es/
– Lane, A. (2003). Enfermería y diversidad cultural una mirada desde las américas. Index de Enfermería; 43: 40-44.
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– Lillo M, Galao R, Casabona I y Mora MD. (2004). Competencia cultural y cuidados. Análisis conceptual y revisión bibliográfica. Evidentia, sept-dic; 1(3). En: http://www.index-f.com/evidentia/n3/76articulo.php
– Lillo M y Casabona I. (2006). Fenómenos migratorios, competencia cultural y cuidados de salud. Cultura de los Cuidados; 20: 87-91.
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– Moreno M, González P. (2005). Inmigración y formación transcultural. Educare21; 20. Disponible en http://www.enfermeria21.com/educare/
-Plaza del Pino FJ, Plaza del Pino MD, Martínez ML. (2005). Inmigración en el poniente almeriense: pobreza, desarraigo, salud mental e implicación en el cuidado. Presencia jul-dic; 1(2). Disponible en http://www.index-f.com/presencia/n2/25articulo.php
– Plaza del Pino FJ y Soriano E. (2008). Las fronteras de la relación enfermera-paciente marroquí. Conferencia Iberoamericana de investigación cualitativa. Barcelona.
– Purnell L. (2002). The Purnell Model for Cultural Competence. Journal of Transcultural Nursing; 13; 193-197.
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– Vilá, R. (2004). La sensibilidad intercultural, una competencia básica en la educación para una ciudadanía intercultural: un estudio diagnóstico en el primer ciclo de la ESO. En C. P. Serra, J. M. (Ed.), Immigració a Espanya: Ciutadania i participació. Girona: Universitat de Girona.

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Historia de un extranjero. Experiencia de un inmigante rifeño sin papeles.

Posted by Dr. Fernando Plaza en 20 julio, 2011

La globalización económica está provocando que decenas de miles de personas se vean forzadas a salir de sus países huyendo de la pobreza extrema, etc. Se juegan la vida buscando vivir con dignidad. Los extranjeros residentes en España representan el ocho por ciento de la población . En Andalucía conviven con los andaluces unos 420.000. En la provincia de Almería hay unos 50.000 extranjeros afiliados a la Seguridad Social y se calcula que otros 40.000 no tienen permiso de residencia. Almería es elegida por miles de inmigrantes como puerta de entrada al «mundo rico». En la provincia de Almería más de un 60% proceden de Marruecos.
Movernos con grandes números, estadísticas puede hacer que nos olvidemos que en cada una de estas cifras la conforman historias personales únicas. A través de la historia de vida de uno de ellos pretendemos acercarnos a una de esas realidades para intentar entender sus sensaciones y sus sentimientos. Esta es la historia de un extranjero, como otras muchas historias de otros muchos extranjeros, historia de una persona que, como otras muchas personas, nació en otro lugar y viene a nuestra tierra con sus ilusiones, sus sueños y sus esperanzas. Es la historia de un rifeño que, tras varios intentos, consiguió llegar a las nuestras costas hace dos años.
Artículo publicado en la Revista Index de Enfermería. 2006; 55: 59-62.
Vivimos en un mundo globalizado, en los últimos veinte años se han dado grandes transformaciones en el modelo económico que rige las relaciones entre los distintos países y pueblos. Estas transformaciones están trayendo consigo importantes cambios que requieren formas nuevas de manejar y resolver los conflictos. Dentro de estos grandes cambios está la globalización, entendida como modelo económico que da libertad de movimiento al capital internacional para buscar el máximo de beneficio económico mientras limita cada vez más la libre circulación de personas.

La globalización económica está provocando que en la actualidad:
– 40 millones de personas mueran de hambre al año en el mundo.
– 1.300 millones de personas vivan con menos de un euro al día.
– Más de 100 millones de personas se desplacen anualmente desde sus lugares de origen para poder sobrevivir.
– El 80% de la población del mundo tiene que disputarse menos del 20% de sus recursos y en el lado contrario menos de un 20% de la población posee más del 80% de la riqueza según el Informe de las Naciones Unidas de 2004 (1).
Los movimientos migratorios se producen como consecuencia de la injusta distribución de la riqueza en el planeta. El inmigrante se ve forzado a salir de su entorno empujado por la necesidad de mejorar su vida y la de los suyos al negárseles un futuro en su lugar de origen. La pobreza extrema, la represión política, las guerras, la escasa posibilidad de encontrar trabajo, vivir sin un mañana posible hace que se juegue la vida buscando un país que le acoja y donde pueda vivir con dignidad.
En las costas andaluzas, a bordo de las llamadas «pateras de la muerte», decenas de miles de personas provenientes del continente africano arriesgan su vida en el intento de pasar el Estrecho de Gibraltar para llegar a Europa, en los últimos años han muerto más de 6000.
Los extranjeros residentes en España son ya 3,5 millones y representan el ocho por ciento de la población española, que alcanza los 43.700.000 habitantes, según las últimas cifras del padrón municipal a 1 de enero de 2005, que demuestran el continuo ritmo de crecimiento de la cifra de extranjeros, se comprueba que había 3.050.000 extranjeros empadronados y 1.977.000 con tarjeta de residencia, lo que arrojaría el dato de más de un millón de irregulares, aunque también hay que tener en cuenta que muchos serán europeos comunitarios. Los ecuatorianos son los más numerosos, seguidos por marroquíes y colombianos. Destaca el incremento de los rumanos (2).
En Andalucía conviven con los andaluces el 15% de total de extranjeros, unos 450.000. En la provincia de Almería hay unos 50.000 extranjeros afiliados a la Seguridad Social y se calcula que otros 40.000 no tienen permiso de residencia. Nuestro papel de frontera sur de Europa, hace que Almería sea elegida por miles de inmigrantes como puerta de entrada al «mundo rico». De los extranjeros que viven en la provincia de Almería más de un 60% proceden de Marruecos (2).
Movernos con grandes números, porcentajes, estadísticas puede hacer que nos olvidemos que cada una de estas cifras la conforman historias personales únicas. Nos hemos marcado como objetivo de este estudio tratar de acercarnos a una de esas vidas para intentar entender sus sensaciones y sus sentimientos.
Esta es la historia de un extranjero, como otras muchas historias de otros muchos extranjeros, historia de una persona que, como otras muchas personas, nació en otro lugar y vino a nuestra tierra con sus ilusiones, sus sueños, sus inquietudes y sus esperanzas.

Participante y métodos.

Para este estudio se ha utilizado un método biográfico, una historia de vida. A través de este método podremos conocer las opiniones, situaciones y significados personales del individuo estudiado para comprenderlos con más claridad.
La unidad de análisis es el individuo, un solo informante clave que, por sus características, será quién aporte la información relevante, centrada en sus percepciones ante la experiencia vivida y que aún vive.
El contacto con el informante. La entrevista.
Meses después al viaje de uno de los autores de este artículo a una zona rural de Alhucemas tras sufrir un seísmo en febrero del 2004, charlando con un grupo de personas pertenecientes a la Plataforma Almeriense Iguales en Derechos, un joven inmigrante le mencionó que él era esa zona, esa casualidad hizo la conversación de aquel día hizo que nos interesáramos en indagar en la vida de este joven. En dos ocasiones nos entrevistamos con nuestro informante durante casi dos horas frente al té verde de la pausada conversación, no necesitamos más, ya que el entrevistado no paraba de darnos información, se notaba que se sentía relajado hablando de su vida y, en cierto modo, estaba convencido de que los datos que nos aportaban en la entrevista serviría de alguna manera a mejorar la situación de sus compañeros inmigrantes.
El procedimiento de análisis seguido en esta investigación es narrativo, con la finalidad de conocer las motivaciones que mueven a la emigración, las consecuencias que el abandono de su entorno tiene en la vida del informante y los cambios que se producen a partir de la entrada en el país de destino.

Es la Historia de un extranjero llamado Rachid.

¿Quién es Rachid?
Rachid es de una zona rural del Rif, a unos 20 kilómetros de Alhucemas, en el Norte de África, a sólo 50 kilómetros de Andalucía. El paisaje en esta zona es inquietantemente similar al de Almería, al desierto de Tabernas o a los campos de Nijar; pitas, chumberas, montes áridos con matorral. Lo que hace pensar en lo circunstancial de haber nacido a uno u otro lado del Mediterráneo.
De sus seis hermanos él es el varón de más edad, ahora tiene 24 años, desde pequeño su sueño siempre ha sido el de poder llegar a Europa, un «paraíso» permanente en la televisión. Su abuelo siempre le ha contado historias sobre España, de cómo era el Rif cuando era protectorado español y le ha ido enseñando el poco español que recuerda de aquella época.

Motivaciones para la emigración.
Rachid siempre ha sabido que en su pueblo no hay futuro, que si quiere casarse y formar una familia tiene que emigrar, porque las jóvenes de su Dahoar (su pueblo) esperan a que vuelvan los que han emigrado a por ellas, para casarse y que las saquen de allí. Rachid sabe que su misión como hijo de mayor edad es la de llegar a Europa para conseguir mantener a su familia. Las esperanzas y, en cierto modo, las vidas de todos dependen de él.

Su experiencia en la patera.
En cuanto tuvo edad suficiente y posibilidad intentó cruzar el Estrecho, si fallaba, lo volvería a intentar tantas veces como fueran necesarias porque él tenía claro que a España tenía que llegar. Tres intentos ha necesitado para conseguirlo:
– Febrero de 2000. La primera vez, con 19 años, incluso tocó la arena de una playa granadina pero la Guardia Civil los esperaba, los detuvieron y en menos de dos días ya estaba de vuelta en su pueblo, después de ser entregados a la Gendarmería de Alhucemas por la Guardia Civil quienes les tomaron los nombres y los dejaron en libertad. Con la tristeza de sentir que había defraudado a su familia.
– Abril de 2001. En poco más de un año lo intentó por segunda vez, un error del patrón de la patera hizo que estuvieran perdidos en alta mar más de 30 horas hasta que un pesquero los encontró; volví a fracasar, nos dijo. Tuvieron que pasar dos años para que Rachid pudiera superar el naufragio del anterior intento, se sobrepusiera el pánico y se armara de valor para volver a echarse al mar en una vieja patera de madera, siempre sobrecargada.
– Fue en octubre de 2003; todo salió bien, la mar estaba tranquila, la luna nueva, la noche oscura y nadie los esperaba. Estaba temblando, cuanto más nos acercábamos a la playa los temblores eran más intensos y eléctricos; no sé si por los nervios, por la emoción, por el miedo o simplemente porque llevábamos toda la noche en la mar y el frío y la humedad nos helaba hasta el alma. Todavía quedaban unos 15 o 20 metros para llegar a la playa y la gente empezó a saltar al agua, me asusté, pensé que nos habían descubierto, enseguida comprendí que era la impaciencia por querer tocar cuanto antes un sueño. Conseguimos llegar a la playa, cuando pisé tierra sentí más miedo que en alta mar, esta vez saldría bien, nos alejamos lo más rápido que pudimos de allí.

Ya estaba en España, su destino fue El Ejido, Almería, allí viven algunos amigos de su pueblo, le han dicho que hay trabajo y, para empezar, tendrá un lugar donde dormir; un cortijo medio en ruinas en el que los agujeros del techo están tapados con deshechos de plástico de los invernaderos.
Sólo un 25% de los inmigrantes que viven en zonas rurales de Almería lo hacen en el casco urbano, el resto lo hace en viviendas abandonadas; cortijos en ruinas, almacenes. El 55% carece de agua potable, el 57% de sanitarios o aseos, el 31% de electricidad (3).

Su experiencia en un Hospital español.
En enero de 2004, el frío y las malas condiciones de su alojamiento hicieron que Rachid enfermara con una neumonía, tuvo que ser hospitalizado, en total fueron diez días de hospital. Lo que más nos interesó conocer acerca de su ingreso era cómo se sentía con el trato que recibía del personal sanitario. Sobre todo del personal de enfermería.
De lo que nos contó del periodo de hospitalización, algunas de las situaciones y relaciones creemos que merece la pena reproducirlas:
– Desde el primer día tuvo una dieta sin carne de cerdo, lo cual no le molestó, lo que le llamó la atención es que nadie le preguntara si es musulmán o no; dieron por hecho que si tiene rasgos árabes es musulmán.
– Nos cuenta; El personal hablaba de mí como si no estuviera delante. Daban explicaciones sobre mi vida sin preguntarme. Se refiere a que oía comentarios del personal sobre su vida reproduciendo los típicos prejuicios; éste es un muerto de hambre, éste ha venido aquí a que le demos de comer, algo malo habrá hecho en su país cuando ha salido corriendo. No existía comunicación entre el personal y él pese a que habla español.
– En los diez días nadie me llamó por mi nombre. En una ocasión escucho que cuando se referían a él decían «el moro de la 12».
– Me hablaban como si fuera un niño pequeño o tonto. Quizás por la creencia de los autóctonos de que la cultura de la población inmigrada es atrasada, se parte del desprecio a su cultura y costumbres, al menospreciar la cultura y a la persona se llega a creer que los inmigrantes, por el hecho de ser extranjeros tienen un menor nivel intelectual.
Con sus expresiones y lo que nos contaba lo más resaltable es que, para él, el personal hizo que se sintiera como un extraño, que no llegara a sentirse cuidado, una sensación de que no era bien recibido allí. Rachid es una persona muy extrovertida y lo que más echó de menos fue no poder hablar con nadie.

Sus sentimientos.
– La distancia.
La noche del 23 al 24 de febrero de 2004 tuvo lugar un terremoto de 6,3 en la escala de Rihtter en la región de Alhucemas, ocasionando la muerte a más de 900 personas y 2500 heridos. Sus efectos se llegaron a sentir en Melilla, e incluso en Málaga, decenas de miles de personas se vieron afectadas. La Tierra tembló durante 22 interminables segundos a las 2,30 de la madrugada de una noche sin luna. Sorprendió a la gente en sus casas durmiendo, lo que hizo que fuera mucho más mortífero(4).
El pueblo de Rachid fue uno de los más afectados, en esta zona la población sobrevive de la agricultura y la cría de algunos animales destinados para el autoconsumo. La construcción tradicional es de adobe (piedra y barro), también existen viviendas construidas con ladrillo y en mejores condiciones de seguridad, pero éstas sólo están al alcance de las familias en las que varios de sus miembros han emigrado a Europa. Las viviendas de adobe son las que quedaron más dañadas por el terremoto, totalmente destruidas en la mayoría de los casos, causando decenas de muertos.
Esos días Rachid sintió la enorme distancia que son 50 kms. Hasta el 25 de febrero no pudo contactar con su familia por teléfono, su casa se destruyó y excepto algunas heridas y contusiones nadie de su familia directa murió. Recuerda que esos días de febrero lo pasó muy mal; ansioso, desesperado por no poder estar con los suyos, su situación de sin papeles le impedía volver a su casa para ver a su familia, pensó en regresar; los 50 kilómetros los sentía como si fueran miles.
Si regresaba tendría que volver a empezar todo desde el principio, lo que necesitaba su familia urgentemente era dinero para reconstruir su casa y eso sólo lo puede conseguir en el extranjero. Se quedó, con el alma rota, pero se quedó.
-El miedo.
Entrevistando a Rachid durante horas me llegó a confesar que desde que salió de su pueblo hay una sensación que no le abandona «la sensación de miedo»;
. El miedo al fracaso.
. El miedo a defraudar a su familia, a no saber responder a lo que esperan de él.
. El miedo por vivir en la clandestinidad; el miedo a que los descubrieran en la patera, el miedo a que la policía le pida los papeles, el miedo a que hagan una redada en el invernadero y me cojan,…..
. El miedo físico; primero miedo a morir en el mar, después miedo a que me cojan los que pegan palizas (decía), miedo a que me maten por ser extranjero.
En febrero del 2000 en El Ejido, a raíz de la muerte de tres personas a manos de dos marroquíes se desencadenaron durante tres días actos racistas que tuvieron una importante repercusión mediática; se destrozaron locales regentados por inmigrantes y de ONGs que trabajan con inmigrantes, se quemaron cortijos, se organizaron cuadrillas “a la caza del moro”, etc. Tras estos acontecimientos no hubo ni detenidos, ni condenados.
En los siguientes años, en esta zona, se ha llegado a una situación de agresiones permanentes a inmigrantes, sobretodo marroquíes, por parte de grupos violentos, siempre impunes. Ante estas agresiones, la mayoría sin denunciar por miedo de las víctimas y testigos a la represalia de las mafias y al maltrato de los agentes policiales y la expulsión del país, la administración y la justicia no han sido capaces de reaccionar adecuadamente, intentando en todos los casos relacionar las agresiones con ajustes de cuentas, tráfico de drogas o enfrentamientos entre inmigrantes. A nadie escapa la existencia de grupos de poder económico y político que amasan enormes fortunas y que se benefician de toda esta situación.
El pasado 13 de febrero, fruto de una de estas palizas, murió un trabajador marroquí a manos de cuatro jóvenes, en esta ocasión, por la presión de diferentes organizaciones sí se prevé que los culpables serán juzgados y condenados.
– El orgullo.
Disfruta cuando habla de su familia, le encanta contar historias de su tierra, del Riff, le gusta insistir en que él no es marroquí sino rifeño y habla con orgullo de su lengua, de sus costumbres, sus valores y tradiciones que les vienen de una cultura milenaria; la cultura amazigh.
– La tristeza.
Sus emociones van con demasiada rapidez de la alegría a la tristeza. La alegría de los desafíos que ha superado, de lo que está consiguiendo, del dinero que le va mandando a su familia. La tristeza fruto de la situación de “duelo” que está sufriendo por el abandono de su familia y su entorno social y cultural.

Los Papeles.
Para un inmigrante, su mayor deseo tras haber entrado en Europa es conseguir tener solucionada su situación legal; tener Papeles. Un deseo que llega a ser una verdadera obsesión para ellos y ellas.
Tener Papeles, es decir, estar en situación legal en Europa; esto significa mucho más que un simple documento administrativo ya que supone:
– La posibilidad de poder volver a casa a ver a los suyos y poder regresar después a Europa.
– Trabajar en igualdad de derechos laborales y sindicales que un autóctono (al menos en teoría), con la posibilidad de ir saliendo poco a poco de la precariedad laboral que sufren.
– Empezar a salir de la incertidumbre e inseguridad en la que viven; no sólo laboral sino también vital. Empezar a perder el miedo. Recuperar la dignidad…
Ante la evidencia de la elevada cifra de extranjeros que hoy se hallan en territorio español y que carecen de autorización, los cauces estables de admisión de trabajadores se alteraron temporalmente para normalizar a los «ilegales» para lo que se exigía:
– Propuesta de contrato de trabajo.
– La acreditación del empadronamiento en un municipio español, con seis meses antigüedad (antes de agosto de 2004), sin admitir la acreditación de estancia por otro tipo de pruebas.
– Un certificado de antecedentes penales del país de origen (5-6).
Rachid lleva los últimos tres meses trabajando en un invernadero con el mismo jefe. El agricultor está dispuesto a hacerle un contrato para regularizarlo, aunque tiene diferentes pruebas que demuestran que lleva en España desde antes de agosto de 2004; la tarjeta sanitaria, el informe de alta del hospital… al no tener el empadronamiento nada de esto le sirve.
La precariedad de las viviendas de las personas inmigradas, las restricciones aplicadas por muchos Ayuntamientos, así como el miedo a la utilización de estos datos por parte de la policía, ha motivado que la mayoría de los inmigrantes no se encuentren inscritos en los padrones municipales.
A pesar de la ausencia del empadronamiento el jefe de Rachid lo quiere regularizar y ha entregado la documentación. Ahora toca esperar a que el Gobierno amplíe los requisitos. Rachid prefiere no pensar en la posibilidad de que le denieguen la Regularización, eso supondría más clandestinidad, más miedo, más inseguridad y más incertidumbre.
A los tres meses de realizar este estudio (abril de 2005) tuvimos noticia de que el sueño de Rachid se hizo realidad; por fin tiene papeles y está de forma legal en España , ahora vive y trabaja en Cataluña.

Discusión y conclusiones.

Con este artículo creo que hemos conseguido aproximarnos al tema de la inmigración, desde el punto de vista del protagonista, de la persona inmigrada. La historia de Rachid nos ha llevado a indagar y profundizar en las motivaciones, percepciones, sensaciones y sentimientos del inmigrante sobre su propia vida y sobre su experiencia migratoria, lo que nos abre una puerta a la empatía con este colectivo al que atiende la Enfermería en los servicios sanitarios y con frecuencia cuidamos.
La historia de Rachid muestra la dura experiencia que supone la emigración para estas personas, experiencia que puede influir de forma negativa sobre su salud física y/o mental. Pese a que la salida de su país en busca del “sueño del Norte” fue para Rachid, al igual que para el resto de inmigrantes, la única posibilidad de supervivencia para él y para su familia, la experiencia migratoria es en la mayor parte de los casos una experiencia traumática y dolorosa. Dos sentimientos encontrados; tener que emigrar frente a tener que abandonar a la familia y al entorno social que esto supone.

Bibliografía
1- Informe de Desarrollo Humano 2004. Disponible en http://www.undp.org/spanish/. (Consultado el 4/04/2005).
2- INE. Población a 1 de enero de 2005. Disponible en: http://www.ine.es/inebase/cgi/um?M=%2Ft20%2Fe260&O=inebase&N=&L. (Consultado el 20/03/2005).
3- Checa F. Dir. El Ejido: La ciudad cortijo. Ed. Icaria-Antrarit. 2001.
4- Plaza del Pino, F. Mi experiencia en el terremoto de Alhucemas. Rev. Alborán de Enf., noviembre 2004; 4: 16-19.
5- Ley Orgánica 14/2003, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España.Real Decreto 2393/2004, de 30 de diciembre.

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Regreso al Daouar Ait Hicham. La huella del terremoto de Alhucemas de 2004.

Posted by Dr. Fernando Plaza en 13 julio, 2011

Cada verano que puedo, me escapo a Alhoceima a ver a los amigos que dejé allí tras mi estancia en 2004, este verano iré otra vez pasado el Ramadán. Me gusta reencontrarme con las personas que conocí hace ya 7 años; gente sencilla, con una vida muy difícil y con muy poca esperanza. No espero que este año sea diferente a otros y que por fin, encuentre reconstruidas las casa derrumbadas por el terremoto, para la mayoría de estas familias la ayuda del gobierno marroquí nunca llegó.
Recordando esos días que pasé en las montañas del Riff ayudando a esta gente he vuelto a leer el artículo que escribí en su día.
Espero que os guste.
MI EXPERIENCIA EN EL TERREMOTO DE ALHUCEMAS (Artículo publicado en la revista Alboran de Enfermería en 2004)
El terremoto:
La noche del 23 al 24 de febrero de 2004 tuvo lugar un terremoto de 6,3 en la escala de Rihtter en la región del Rif de Marruecos, ocasionando la muerte a más de 900 personas y 2500 heridos. Sus efectos se llegaron a sentir en Melilla, e incluso en Málaga, decenas de miles de personas se vieron afectadas.
La Tierra tembló durante 22 interminables segundos a las 2,30 de la madrugada en una noche oscura de luna nueva. Sorprendió a la gente en sus casas durmiendo, lo que hizo que fuera mucho más mortífero. Lo que contaban de cómo sacaban a sus familiares de entre los escombros, a oscuras, es estremecedor.
A lo largo de los siguientes días se siguieron produciendo sacudidas y temblores continuos que trajeron más angustia, desesperación y temor, si cabe, a las poblaciones más afectadas como, Imzuren, Ait Kamara, Suani, Ait Bouayach, Ait Abdelaziz y otras.
Miles de familias, sobre todo en las zonas rurales, se quedaron sin hogar, sin comida, sin agua, bajo la lluvia y el frío, ante la ausencia de ayuda gubernamental la solidaridad y el apoyo mutuo de la propia población hizo que la situación fuera algo más llevadera.
Para una zona pobre, subdesarrollada, condenada a la emigración y abandonada por las autoridades marroquíes durante décadas como es el Norte del Reino de Marruecos ésta es la puntilla que está haciendo que la vida a apenas 50 kilómetros de Almería sea casi imposible.
La ayuda:
La Confederación General del Trabajo de Andalucía, CGT-A, organización sindical a la que pertenezco, está integrada en la coordinadora de organizaciones andaluzas y del Norte de Marruecos «Dos Orillas», fruto de nuestro trabajo conjunto es el conocimiento de la zona afectada por el terremoto. Varios días después del seismo nuestros compañeros de la orilla Sur nos informaron de que no estaba llegando ningún tipo de ayuda a las zonas rurales y que en la ciudad la distribución de la ayuda se estaba haciendo con cuentagotas. En toda Andalucía se empezó a preparar envíos de ayuda, entre las carencias estaba la de asistencia sanitaria en las zonas rurales. Como respuesta a esta petición me ofrecí a desplazarme a la zona una semana.
Pese a lo que se precipitaron los acontecimientos y a que tenía que salir en apenas veinticuatro horas, lo conseguí gracias al apoyo personal de Nicolás Galdeano, Director de Enfermería del CHT, y de todo su equipo que pasaron una frenética mañana para conseguir los permisos necesarios de los Servicios Centrales del SAS.
Al llegar a Alhucemas nos dirigimos directamente a la sede de la Asociación de Derechos Humanos, lugar donde se estaba coordinando el reparto a las zonas rurales no cubiertas por el gobierno marroquí de la ayuda llegada de distintas organizaciones de Europa y otros lugares de Marruecos. Como enfermero, me puse a disposición de las compañeras de la Asociación de Alhucemas «Forum de Femmes», que enseguida me ofrecieron ir a una zona muy afectada por el terremoto y en la que no existía asistencia sanitaria; Daour Ait Hicham, situado en la montaña a unos 20 kms. de la ciudad.
Daouar Ait Hicham:
En «La zona de Hicham» (como se podría traducir este nombre) el paisaje me recordó inquietantemente a los campos de Nijar; montes áridos con pitas y chumberas. La población sobrevive de la agricultura y la cría de algunos animales destinados para el autoconsumo. La construcción tradicional de las viviendas es la de adobe (piedra y barro), también existen viviendas construidas con ladrillo y en mejores condiciones de seguridad, pero éstas sólo están al alcance de las familias en las que varios de sus miembros han emigrado a Europa. Las viviendas de adobe son las que han quedado más dañadas por el terremoto, totalmente destruidas en la mayoría de los casos, causando decenas de muertos. En general, por lo que he podido ver y contrastar con la gente del lugar, la mayoría de la población es analfabeta y extremadamente pobre. La asistencia sanitaria estructurada no existe en esta zona.
Antes de llegar a la zona creía que mi función iba a ser la de atender sólo a los heridos del terremoto pero, como detallo más abajo, lo que me encontré fue mucho más. Cada día visitaba a pie, junto con un compañero del lugar que me hacía de traductor, Ibrahim Koubia, una zona de los alrededores para atender las necesidades sanitarias que tuvieran. Cubriendo la asistencia de unas tres o cuatro mil personas, haciendo una media de unas doscientas consultas diarias en una zona de unos quince kilómetros de radio.
Ait Abdelaziz.
Una de las aldeas de la zona es Ait Abdelaziz, sin duda el pueblo más afectado por el terremoto de los que he conocido, no sólo por los daños en las casas sino también por el número de víctimas mortales.
Para llegar hasta allí tuvimos que caminar cinco kilómetros por un sendero agrietado y con desprendimientos recientes. Lo primero con lo que nos encontramos en el camino fue la escuela; aparentemente sólo tenía algunas grietas pero al fijarnos nos dimos cuenta que las paredes se estaban desmoronando con el pasar de los días, en ella atendimos a varias mujeres y niñas. Lo más impresionante estaba por llegar.
Al entrar al pueblo ya se veían casas totalmente destruidas, una fila de hombres con el rostro deshecho está a un lado del camino, al otro, una zona en la que intentan organizar la ayuda. Saludamos a todas las personas de la fila, todas habían perdido algún miembro de su familia, habían perdido todo, lo poco que poseían.
Enseguida empiezo a ver gente en una haima, primero los más graves. El primero es un hombre al que se le derrumbó la casa encima y se salvó porque un armario cayó sobre él un instante antes que el techo, perdió a sus padres y a su hermana. Policontusionado, tenía heridas en tórax, hombro y cabeza y un fuerte golpe en las costillas, no estuvo en el hospital ni 24 horas, lo echaron deprisa, con recetas para que comprara la medicación que necesitaba. No tenía nada; sin familia, sin dinero, sin futuro, NADA y pretendían que comprara su medicación.
Esto lo vi mucho; hombres, mujeres, niños y niñas en estado de schok, que están intentando hacer frente a la pérdida de sus familiares, sin casa y totalmente abandonados a su suerte.
Encontré a muchas personas con heridas infectadas y sucias, no por desidia sino simplemente porque el dolor de la pérdida les impedía preocuparse de su propia salud, de su propia vida, todavía para ellos y ellas no ha llegado el momento de retomar la vida, de luchar por los que han sobrevivido. Es el caso de un hombre que ha perdido a dos hijas pequeñas en el terremoto, tiene una herida en el pie muy sucia e infectada, ahora, simplemente, le da igual.
En Ait Abdelaziz estaba uno de los centros de formación para chicas de Forum de Femmes (construido con ayuda de una organización andaluza), ha quedado totalmente destruido. Entre alumnas y profesoras sólo han sobrevivido cuatro al terremoto.
En este pueblo a todos los muertos los han enterrado en una fosa común, treinta y nueve personas entre hombres, mujeres, niños y niñas.
Con tantos muertos, con tantos heridos, con tantos daños materiales una semana después aún no había pasado ningún representante de ningún organismo oficial ni ninguna ayuda oficial.
Principales problemas de salud con los que me encontré durante mi estancia en la zona:
– Problemas de salud derivados directamente de la catástrofe;
* Policontusionados, golpes, dolores y lesiones osteo-musculares.
* Heridas, generalmente infectadas por la falta de asistencia, agua y desinfectantes.
* Problemas psicológicos como ansiedad, nerviosismo, somatizaciones como cefaleas o dolores de estómago, depresión, insomnio; consecuencia de la pérdida de seres queridos (prácticamente en todas las familias ha muerto al menos una persona), la pérdida de sus casas y de sus pocas pertenencias y por miedo a nuevos terremotos.
* Catarros y procesos infecciosos respiratorios consecuencia de estar durmiendo en el campo con frío, lluvia y en muchos casos sin mantas ni tiendas de campaña.
* Conjuntivitis en adultos y niños/as producidas por el derrumbe de viviendas y la falta de agua e higiene.
• Problemas de salud derivados de la miseria y la falta de asistencia sanitaria;
* Numerosas gingivitis consecuencia de falta de vitaminas y desnutrición.
* Niños y niñas con signos de desnutrición (bajo peso, retraso en el crecimiento, etc.).
* Enfermos crónicos como diabéticos, hipertensos y ancianos polipatológicos sin ningún tipo de control médico ni tratamiento.
En el ámbito sanitario lo más destacable sin duda es el abandono al que está sometida esta población, sin recursos suficientes ni medios para desplazarse a Alhucemas para acudir a los centros sanitarios o dinero para comprar medicinas. Incluso ante esta catástrofe, en una zona donde han muerto unas cien personas, no se ha recibido ni asistencia sanitaria gubernamental, ni medicación para tratarles. Dolores intensos, crisis de ansiedad, conjuntivitis, fiebre e infecciones respiratorias han estado sin tratamiento hasta que llegamos a la zona.
Consecuencia de esta ausencia total de asistencia sanitaria es que la medicación que pudimos llevar desde Almería (donada casi en su totalidad por el CHT) se acabó en los primeros días, aunque mi intención era la de contactar con el personal del Servicio Andaluz de Salud que estaba en Alhucemas para disponer de más medicación en cuanto pudiera desplazarme a la cuidad, al final fue la ONG Farmacéuticos Sin Fronteras la que me facilitó el material para poder seguir trabajando; un «kit básico» compuesto por medicación analgésica, antiinflamatoria, antibióticos de amplio espectro, complejos vitamínicos, antidiarréicos, material de curas, vendas, guantes, cloro para potabilización de aguas, etc.
De mi última jornada en la zona dedique varias horas a dar una información sanitaria básica a mi compañero en la zona (el traductor) sobre el manejo de los analgésicos, antiinflamatorios, antipiréticos, complejos vitamínicos, potabilizadores de agua y cuidados de heridas para que en esa situación de total ausencia de asistencia sanitaria pudieran tener cubiertas las necesidades más urgentes que fueran surgiendo.
¿Futuro?
La preocupación principal que tienen las gentes con las que tuve contacto es la de cómo van a vivir de ahora en adelante. La falta de recursos y de apoyo gubernamental hace imposible que puedan disponer de los materiales necesarios para reconstruir sus viviendas.
Vuelvo con la grata impresión de que el trabajo desarrollado en esta zona el breve periodo de tiempo que he estado ha conseguido solucionar numerosos problemas de salud de la población y que, por otro lado, ha tenido un efecto psicológico muy positivo al verse sorprendidos por la presencia de un europeo desplazado allí expresamente para atenderles.
Dejo muchos amigos, personas pobres de recursos, humildes pero a la vez orgullosas de su tierra, de sus costumbres, sus valores y tradiciones que les vienen de una cultura milenaria; la cultura amazigh. Aunque ellos y ellas saben que en esta tierra árida e implacable no podrán crecer sus hijos, ni vivir mucho más tiempo y que aunque se resistan, si no se les da un futuro, su único camino será jugarse la vida en la patera.
Almería, Marzo de 2004.
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A mis amigos del Daouar Ait Hicham.

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